24 de junio de 2013

Por qué hacer Terapia Familiar en Salud Mental

Desde la Reforma Psiquiátrica la intervención familiar se ha convertido en una de las claves la rehabilitación psicosocial de las personas afectadas por esquizofrenia y otros trastornos mentales graves. Más del 80% de estas personas viven con sus familiares y, en muchas ocasiones, son prácticamente todo el apoyo y red que tienen.

La Relación Histórica entre la esquizofrenia y la familia data de 1956, cuando George Bateson, publica su artículo Towards a Thory ofSchyzophrenia donde presenta la teoría del doble vínculo paradójico. A partir de esta fecha, muchos autores miraron hacia esa dirección y acuñaron términos que caracterizaban las relaciones familiares que influían en el posterior desarrollo de esquizofrenia en el hijo.

Estos conceptos, que culpabilizaban directamente a las familias de la etiología de la enfermedad, perdieron protagonismo con la publicación de la teoría de la vulnerabilidad y la diversidad de factores que influían en la aparición de la esquizofrenia. Todos esos conceptos fueron perjudiciales para la familia y también a la corriente sistémica, ya que tenía errores de fondo como explica Mateo Selvini: “que la patología individual de uno o de los dos padres es causa de la patología del hijo, es un modelo lineal que ha sido desmentido por la práctica clínica”


Pero, precisamente, conceptos como la emoción expresada o como la Teoría de la Vulnerabilidad, demuestran la importancia de incluir a la familia en el proceso terapéutico. La teoría de la vulnerabilidad reconoce ampliamente la contribución relativa de las ciencias neurológicas y de la psicología ambiental y personalHabía que intentar encontrar una forma de trabajar con las familias para que esa influencia se pusiera del lado del clínico y obtener una alianza terapéutica. “Si bien era improbable que interacciones familiares problemáticas ocasionaran esquizofrenia, empero tenían influencia (...) las relaciones familiares parecen influir sobre el curso y no ya sobre el origen de la enfermedad” (Anderson et al., 2001).



Desde este blog siempre se ha hecho referencia a la necesidad de unir la Terapia Familiar con la Rehabilitación Psicosocial. Y Terapia Familiar Sistémica como el mejor modo de incluir a la familia en el proceso de recuperación: como un sistema, como un todo, donde todos aportamos, donde todos podemos hacer cambios y evolucionar en nuestro ciclo vital (y no solo el paciente).

Y un ejemplo de unión entre Rehabilitación y Terapia Familiar, de cómo incluir a la familia en el proceso de recuperación es la realización de módulos de Psicoeducación Sistémica como complemento (y no sustitución) al modelo de Psicoeducación de familias tradicional. Qué se pretende con ello:


  • Cambiar la mirada de los familiares ante el trastorno de su hijo (o familiar)
  • Hablar de las situaciones conflictivas, no como algo extraño a lo que son ajenos, sino que se refleje la relación de las conductas problemáticas con aspectos cotidianos de la vida.
  • Modificar las posibles dinámicas disfuncionales de años de convivencia y aislamiento.
  • Reforzar el subsistema parental, estableciendo pautas, capacitando, asesorando, aliándonos como coterapeutas… todo ello pare vencer a la cronicidad, conseguir la recuperación.
  • Conseguir un modelo válido para resolver el problema de la Terapia Familiar en un servicio público, donde las familias no vienen con la idea de hacer una verdadera intervención familiar. Demostrando, así, que la Terapia Familiar continúa siendo válido para lo nació: tratar los trastornos mentales más graves, como es la psicosis.
  • La implantación, no en la teoría sino en la práctica, de un verdadero modelo biopsicosocial para la atención de los TMG, que es donde se adecuan ideas como La Psicoeducación Sistémica.

Es posible, por tanto encajar dos modelos como la rehabilitación psicosocial y la sistémica, demostrando que pueden convivir juntos y, de hecho, deben convivir juntos; ya que son necesarias todas las armas que tengamos a nuestro alcance para abordar un trastorno tan grave como es la esquizofrenia

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