Ya vamos por la 3ª entrega dentro de
nuestro serial de Trainspotting. Si en la entrada anterior hablábamos sobre las
causas biológicas y psicólogicas, hoy nos centraremos en las sociales. La película no profundiza tanto en ello. Por el contra, en la novela son numerosas las referencias a
las causas socioeconómicas que causaron tantos adictos a la heroína en esta zona
de Gran Bretaña, el barrio de Leith, en el puerto de Edimburgo.
Mark Renton y Sick Boy corriendo por Princes Street. Fuente: http://lagranilusion.cinesrenoir.com/ |
Causas sociales que tuvieron, por tanto, consecuencias
sociales, creándose así un círculo viciosos de marginación, enfermedad y
discapacidad del que era difícil de salir, tanto a nivel individual como
social. En la sociedad están presentes
factores para el mantenimiento de los hábitos de consumo: la disponibilidad de
las drogas capaces de crear dependencia es cada vez mayor; son escasas las
alternativas estatales adictivas; el adolescente siente la necesidad de
experimentar situaciones nuevas, de riesgo, transgresoras de las reglas
sociales; el gran crecimiento urbanístico es generador de secuelas tales como
la marginalidad, el desempleo por la excesiva densidad de población... (Seba,
A., 1999, P. 29).
El autor de la novela nos explica esta
situación, durante la promoción de la precuela de Trainspotting, Skagboys (2012). Irvine Welsh ahora retrocede unos años para
explicar por qué (razones personales, pero también de estado) cayeron en
desgracia sus protagonistas: “En los ochenta, con Thatcher, se creó la
cultura del desempleo que abocó a tanta gente a la droga, a perder todas las
voces de la clase trabajadora para que quedara solo una, la más apagada. Ni
música, ni fútbol, ni libros, ni risas".
En aquellas condiciones, como nos recuerda
Lewis (1999) surgió un mercado negro
de heroína, junto con un rápido aumento del consumo de otras drogas, en
particular en Edimburgo y Glasgow. No pasó mucho tiempo antes de que
las sustancias opiáceas ilegales y sus consumidores pasaran a formar
“parte del paisaje” (Barnard y McKeganey, 1990, P. 66).
Como nos referíamos antes, estas causas
que conllevan al consumo de heroína, tienen unas consecuencias sociales que
refuerzan la marginalidad de la zona y de sus vecinos, como la aparición de las
shooting galleries (chutódromos)
aparecieron con el cese de los suministros quirúrgicos de Bread Street a
mediados de los ochenta, lo que fomentó el empleo de grandes
jeringuillas comunitaria s y la consiguiente expansión del sida en
Edimburgo. (Nota del Traductor, P. 8). Esas consecuencias se ven
perfectamente resumido, de nuevo, en boca de Renton: “Nuestra única respuesta es seguir igual y a la mierda con todo.
Acumular miseria tras miseria. Apilarla en una cucharilla y disolverla con una
gota de bilis. Después chutarla por una vena apestosa y purulenta y vuelta a
empezar. Seguir igual. levantarse, salir, atracar, robar, putear a
la gente lanzándonos con anhelo en pos del día en que todo saldría mal, porque
no importa cuánto guardes para mañana o cuanto robes nunca tienes suficiente,
no importa la frecuencia con la que salgas a atracar y a robar a la gente,
siempre tienes que levantarte y volver a hacerlo todo otra vez”. (39’ 30’’).
Y encuentran en la misma sociedad y en el grupo el
refuerzo para seguir consumiendo, convirtiéndose así en causa y consecuencia.
Hasta las celebridades del rock te invitan a seguir consumiendo: “Iggy Pop me mira directamente a mí mientras
canta el estribillo: «América toma drogas en defensa de su psique»; sólo
que cambia «América» por «Escocia», y me define con más precisión en una
sola frase de lo que ningún otro lo haya hecho nunca jamás...” (P. 66). Aquí os dejo el tema de Iggy Pop al que se refiere la novela: Neon Forest. Nos leemos en la IV entrega.
Continuará...
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