Y
hoy hablamos del consumo, del acto de chutarse, picarse, meterse jaco…
La película y la novela son excesivamente gráficas con el acto del consumo, con
sus rituales, con la música. Nos explican con todo tipo de detalles cómo hacer
un pico y sus rituales en el 33’ 07’’.
En esta escena nos lo presentan como el
gran orgasmo sexual nunca jamás experimentado: “Deja caer una bola de algodón en la cucharilla y sopla sobre ella,
antes de absorber unos 5 ml con la aguja hasta la cámara de la jeringuilla. Ha
hecho asomara golpecitos una enorme vena azul, que casi parece estar saliéndose
del brazo de Ali. Atraviesa su carne e inyecta lentamente un poquito, antes de
bombear sangre hacia el interior de la cámara. Los labios de Ali vibran
mientras le contempla suplicante durante uno o dos segundos. La cara de Sick
Boy es fea, como de reptil, y mira de soslayo antes de impulsar el cóctel hacia
el cerebro de la chica. Ella echa la cabeza hacia atrás, cierra los ojos y abre
la boca, dejando escapar un gemido orgiástico. Los ojos de Sick Boy están ahora
llenos de asombro y tienen una expresión inocente, como los de un crío que
acaba de descubrir un montón de regalos envueltos bajo el árbol el día de
Navidad por la mañana. Ambos resultan extrañamente hermosos y puros a la
vacilante luz de la vela. «Esto es mejor que cualquier inyección de carne...
mejor que cualquier puta polla del mundo...», jadea Ali, completamente en
serio”. (P. 9).
En el rock siempre encontramos canciones que acompañan al acto como Heroin de Lou Reed: “El vulgar capullo rompe la regla dorada del yonqui poniendo «Heroin», la versión que hay en el Rock 'n' Roll Animal de Lou Reed, que cuando estás con el mono es aún más penosa de escuchar que la clásica de The Velvet Undergroundand Nico. Eso sí, al menos esta versión no tiene el pasaje de viola chirriante de John Cale. No podría haber soportado eso”. (P. 8)
Es el principio del libro, aparece la
llamada luna de miel, como la definía Olivenstein (1972). El
consumidor de heroína vive en plena felicidad. Progresivamente, el adicto se
siente impulsado a transformar en heroína todo el dinero de que dispone, y
suela autoadministrase toda la heroína que ha podido adquirir (...) La búsqueda
de placer se convierte en el refuerzo de la conducta debido a la dependencia
física; necesita mantener la dosis, para evitar síntomas de abstinencia. Y por
el efecto de la tolerancia, necesita aumentar la dosis para conseguir el efecto
euforizante que persigue. Sus necesidades de dinero y heroína aumentan hasta
llegar al robo, prostituirse o negociar con la droga. Entonces aparece la
segunda etapa, en la que la felicidad inicial desaparece (...) En este momento
está dispuesto a cualquier cosa para evitar el síndrome de abstinencia. (Seba,
A., 1999, P. 50).
Clínicamente hablando, el acto del
consumo de heroína nos lo explica Gual (2011, P. 368): La administración intravenosa de heroína
produce un cuadro de euforia que puede durar de 10 a 30 minutos. Posteriormente
aparecen letargia, somnolencia y apatía, o disforia, que pueden durar de 2 a 6
horas.
El consumo habitual produce, en primer
lugar la Tolerancia. El proceso farmacocinético y farmacodinámico que obliga a
aumentar progresivamente la cantidad de sustancia consumida con el fin de
conseguir un determinado efecto psicoactivo. (Gual, A, 2011, P. 362). Y de ahí
el Síndrome de dependencia, característico de los personajes de Welsh. El que
no lo es por la heroína, lo es por otra sustancia como Frank Begbie, con el
alcohol. El CIE – 10 de la OMS nos lo define como un Patrón desadaptativo que
conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativos, expresado por
tres (o más) de los ítems siguientes en algún momento de un periodo continuado
de 12 meses:
- Deseo intenso o compulsión a ingerir la sustancia. Manifestación fundamental. No hay momento de la película que no haya deseo intenso de ingerir alguna sustancia psicoactiva.
- Consciencia (subjetiva) de disminución de la capacidad de controlar el consumo. "Tengo que salir de aquí, tío", grita, poniéndome en pie. Se acerca a la ventana y se apoya en ella, respirando con dificultad, con aspecto de animal acosado. En sus ojos sólo había urgencia (P. 5).
- Consumo para aliviar síntomas abstinencia (convencimiento de que es método efectivo).
- Efectos fisiológicos de abstinencia. Dependencia física.
- Tolerancia (aumento progresivo de las dosis). Dependencia física.
- Disminución progresiva del repertorio del patrón de consumo. Empiezan fin de semana, acaban varias veces al día.
- Abandono progresivo de otras fuentes de placer, entretenimiento y satisfacción. No hay otro pensamiento en la vida del protagonista, olvidan el fútbol, las relaciones sexuales, el trabajo, los estudios, la familia…
- Persiste en consumo a pesar de evidencia del perjuicio (orgánico, social...). Varios ejemplos nos valdrían aquí, pero quizá no hay ninguno más gráfico que en el monólogo inicial: “yo elegí no elegir la vida”.
- Recaídas tras abstinencia. La película vemos recaídas – rehabilitación en todo momento. No podemos saber con certeza, en el final, si con todo el dinero que tienen no va a seguir con la adicción. Es parte del proceso como nos recuerdan los autores de la entrevista motivacional Millner y Ronnick (1999). Seba (1999, P. 80) nos explica las funciones de la recaída. La recaída en el transcurso de un proceso de reeducación tiene una doble función: En primer lugar, El drogodependiente toma contacto con una ambivalencia característica (quiero, pero no quiero; puedo, pero no puedo), que se concreta en una falta de previsión y control sobre sus actos. Bien dirigida, representa un aprendizaje importante de cara a descubrir lo que puede y no permitirse, así como los límites que se deberá marcar para conseguir vivir sin drogas en el futuro. Y en segundo lugar, puede representar un afianzamiento y consolidación en el proceso que está siguiendo en la medida que comprueba que necesita ayuda.
Y ante la falta de heroína aparece el síndrome de abstinencia, es decir, el mono. Que ya se empiezan a vislumbrar antes de que llegue, en el caso de los opiáceos. Lo que Renton llama el “limbo yonki”. Aquí estoy en el limbo del yonqui; demasiado chungo para dormir, demasiado cansado para quedarme despierto. Una zona de crepúsculo de los sentidos donde nada es real salvo una miseria y un dolor aplastantes y omnipresentes en tu mente y en tu cuerpo. Noto sobresaltado que mi madre está sentada sobre mi cama, mirándome silenciosamente (48’ 30’’).
El CIE – 10, nos dice que en el síndrome de abstinencia
aparecen los siguientes síntomas:
- Reciente disminución/suspensión del consumo
- Síntomas no se justifican por otro trastorno
somático/psíquico
Y en, concreto, en los opioides:
- Deseo imperioso
- Dolor muscular, calambres
- Midriasis, piloerección, escalofríos
- Rinorrea, lagrimeo, estornudos
- Vómitos, diarrea
Todo ello explicado por Renton de la
siguiente manera: "Sudor,
escalofríos, nauseas, dolor y ansia. Un estado de necesidad como nunca antes he
conocido se apoderará de mí."
Y sobre el último punto, la diarrea,
es explicada por una de las escenas más recordadas de la película “El peor baño
de Escocia”. Y así lo explica en la novela Welsh: “Algo que sí percibo es una gran fluidez en las
entrañas. Parece como si me estuviera derritiendo por dentro. Llevo cinco o
seis días sin cagar; parece ser que toca ahora. Me pedo e inmediatamente
remato, sintiendo húmedos sedimentos en mis calzones junto a una aceleración
del pulso. Piso los frenos a tope, apretando los músculos del esfínter todo lo
que puedo. El daño está hecho, sin embargo, y va a ser mucho peor si no actúo
inmediatamente. Me planteo volver a casa de Forrester, pero de momento no
quiero tener nada más que ver con ese mamón. Me acuerdo de que la tienda de
apuestas del centro comercial tiene un retrete al fondo”. (P. 23).
Para
finalizar el epígrafe del consumo, tenemos que destacar la sobredosis que
aparece en la película de forma muy gráfica, muy visual en el 44’ 00’’ mientras
suena el tema de Perfect Day de Lou
Reed. Finaliza con la inyección en urgencias que, suponemos, es de naloxona un
antagonista opiáceo. En la sobredosis se produce una
depresión respiratoria y edema agudo de pulmón que puede provocar la muerte. La
administración de un antagonista opiáceo, como la naloxona, revierte el cuadro
de manera inmediata. (Gual, 2011, P. 368)
Continuará...
Continuará...
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