25 de noviembre de 2010

Un Itinerario de Terapia Familiar

La Terapia Familiar en un Centro de Rehabilitación Psicosocial es complicada de desarrollar. Nos falta la placa de Terapia Familiar y eso hace, como nos dice Teresa Suárez, que “el demandante no llega nunca con una petición de terapia familiar, sino que, fiel al patrón cultural habitual, lineal, llama con un diagnóstico previo, acerca de quién es el paciente y con dos peticiones: una, la confirmación de su propio diagnóstico, con ciertos retoques de “cientificismo”; otra, la de un cambio, casi mágico, para que el síntoma desaparezca, sin tocar en absoluto el sistema familiar “ (Suárez, Teresa, 1983).

Por ello, los primero que debemos hacer para poder intervenir en el contexto es ampliar el foco del individuo a la familia. Y para ello, debemos hacer una serie de intervenciones previas. Es el esquema terapéutico para poder desarrollar una Terapia Familiar en el contexto de la Salud Mental. En el resto de las páginas de este blog encontraréis la definición de cada uno de los conceptos que van aparecer en este, mejor que esquema, itinerario familiar. Un itinerario flexible a la familia pero que aquí desarrollo de manera genérica.



La participación en el grupo de Psicoeducación de Familias es la puerta de entrada a la intervención familiar. Por supuesto, han existido entrevistas familiares en la valoración y en el seguimiento, pero para poder desarrollar una Terapia Familiar es adecuado involucrarse en este grupo. Y dentro de este grupo, comenzamos a ampliar el foco, de manera grupal, con La Psicoeducación Sistémica¸ una forma de intervención que complementa la Psicoeducación Familiar clásica al introducir conceptos sistémicos, partiendo del concepto de la Emoción Expresada.

Después de La Psicoeducación Sistémica sería el momento adecuado para comenzar la Terapia Familiar propiamente dicha. Para ello, se realiza una primera entrevista donde se explica el contexto de trabajo. Seguidamente, en una segunda se hace el genograma de tres generaciones, para conocer lo transgeneracional (Bowen nos decía la necesidad de tres generaciones para que aparezca la esquizofrenia en la familia). Para entender el hoy, conociendo el ayer. A partir de aquí, conociendo su historia, comenzamos un trabajo, sólo con los padres, de Psicoeducación Familiar individual, completando la grupal y dándole más importancia al concepto de Emoción Expresada. Pero, lo que realmente estamos trabajando con ellos, en la unión del subsistema parental es, indirectamente, el conyugal. Paralelamente, trabajamos con los hermanos (el miembro prestigioso que suele existir es un elemento clave en la terapia) para unir este subsistema. Es decir, durante esta fase estamos haciendo un trabajo estructural, necesario por muchos motivos clínicos, pero también como mejor forma de acomodación a la familia y como exploración.

Después de cinco o seis entrevistas, tenemos la información suficiente para poder dar una devolución a la familia. Primero, nos juntamos con los padres, damos esta devolución dando una explicación a lo que ha ocurrido en su familia, ofreciendo una nueva narrativa, desculpabilizando y devolviendo responsabilidades. Empieza a ser explícito el juego familiar, el juego que está creando la rigidez en su sistema y que, en el fondo, todos queremos romper para poder avanzar. Segundo, nos volvemos a juntar a hacer esta devolución con toda la familia, después de haber pedido consentimiento a los padres. Es cuando el juego familiar es explícito definitivamente. La familia se metacomunica, los miembros de la familia saben por qué pasa lo que pasa y, a partir de ahí que sea el propio sistema familiar quien tenga las claves para avanzar en su ciclo vital. Para vislumbrar expectativas de cambio, para crear la base para un sistema más eficaz y con menos sufrimiento.

Todo ello, es un simple esquema que puede servir a cómo comenzar y continuar una Terapia Familiar en el contexto de la Rehabilitación Psicosocial.

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