Y
hoy hablamos del consumo, del acto de chutarse, picarse, meterse jaco…
La película y la novela son excesivamente gráficas con el acto del consumo, con
sus rituales, con la música. Nos explican con todo tipo de detalles cómo hacer
un pico y sus rituales en el 33’ 07’’.
En esta escena nos lo presentan como el
gran orgasmo sexual nunca jamás experimentado: “Deja caer una bola de algodón en la cucharilla y sopla sobre ella,
antes de absorber unos 5 ml con la aguja hasta la cámara de la jeringuilla. Ha
hecho asomara golpecitos una enorme vena azul, que casi parece estar saliéndose
del brazo de Ali. Atraviesa su carne e inyecta lentamente un poquito, antes de
bombear sangre hacia el interior de la cámara. Los labios de Ali vibran
mientras le contempla suplicante durante uno o dos segundos. La cara de Sick
Boy es fea, como de reptil, y mira de soslayo antes de impulsar el cóctel hacia
el cerebro de la chica. Ella echa la cabeza hacia atrás, cierra los ojos y abre
la boca, dejando escapar un gemido orgiástico. Los ojos de Sick Boy están ahora
llenos de asombro y tienen una expresión inocente, como los de un crío que
acaba de descubrir un montón de regalos envueltos bajo el árbol el día de
Navidad por la mañana. Ambos resultan extrañamente hermosos y puros a la
vacilante luz de la vela. «Esto es mejor que cualquier inyección de carne...
mejor que cualquier puta polla del mundo...», jadea Ali, completamente en
serio”. (P. 9).